lunes, 6 de enero de 2014

Mi historia


Es difícil, me cuesta expresarla, a tal punto que nadie la conoce más que yo.
Bueno, soy una adolescente que a simple vista, parezco feliz, tranquila, sin problemas. Pero internamente soy otra, mis pensamientos son otros, las cosas que siento son otras. Puede que este sonriendo mientras mi alma este rota en un millón de pedazos. Puede que finja pero los sentimientos no desaparecen. 
Tengo 14 años, y el único chico que me gusto y me gusta, solo me trajo tristezas.
Todo comenzó en el primer año de la secundaria, yo no conocía a nadie, era nueva allí. Ingresé al aula y empecé a hacer amigas. Pasaron los meses y ese lazo de amistad crecía, pero más aún con Catalina, mi mejor amiga. 
Como es normal, hablábamos de chicos, y todas esas cosas. 
Durante mucho tiempo vi a todas mis amigas que salían con chicos, pero yo no era asi. Siempre me preguntaban por qué no gustaba  de nadie, porque así era, no había ningún chico que me hiciera sentir mariposas en la panza y cosas por el estilo; a lo que yo les decía: el día que el amor llegué a mi vida, sé que no habrá tiempo de pensar, solo se dará, mientras tanto estoy bien así. 
Cata desde que tenía 11 años gustaba de un chico, que por cierto era nuestro compañero, su nombre es Santino. La cuestión es que una noche ellos empezaron a salir.
Al otro día viene Cata y me contó todo, yo estaba súper contenta de verla tan feliz, el día me hablaba de él, y de sus cosas y yo me admiraba de la locura con la que lo quería. 
No pasó tiempo de su relación, cuando tuvimos un encuentro de deportes escolar al que Cata no fue porque había viajado. En un momento alguien me tapa los ojos, yo no tenía idea quien era, supongo que se imaginan quien es, y si, era Santino.
Me felicito porque habíamos ganado el torneo de football, y yo le dije Gracias.
Me pidió si lo podía acompañar para hablar. Yo pensé que era algo relacionado con mi amiga y le dije que sí. Pero no era así, aún recuerdo sus palabras como si fuese ayer. Lo primero que me dijo fue:
- Nunca había visto una arquera tan linda como vos.
Desde que dijo eso empecé a temblar como nunca en mi vida. Solo sonreí y agaché la mirada..
Después me pidió que lo mire a los ojos. Y lo hice. Y él dice:
- Yo a Cata la quiero, pero no como ella a mí, tengo miedo de lastimar la.
 Yo respondo: 
-¿Por qué no se lo dices a ella?
-Espera, primero tengo que decirte algo. Yo te quiero, y no como amigos, me haces feliz con solo verte, me encantas. Yo dejaré a Catalina y vos aceptas salir conmigo.
Creo que nunca alguien me había sacado el suspiro como él. Me quedé helada.  Y fue ahí cuando me había dado cuenta, yo lo amaba. Mi corazón estaba por salir a correr, moría de ganas de decirle que siiii. Pero mi cabeza solo pensaba en el dolor que le causaría a Cata, y con lágrimas en los ojos le dije que no, y me fui rápido de ahí.
Ellos dos siguieron juntos, y yo teniendo que fingir felicidad frente a ella, por dentro lloraba. Me ponía mal, me destrozaba verlos. Pero yo pensaba que la amistad valía más que el amor. Para mí era más importante conservar nuestra amistad. Obviamente nunca le conté sobre aquella conversación. 
Llegaba a mi casa y lo único que hacía era llorar. 
Bueno, el tiempo siguió pasando, yo seguía mal, no había salido con nadie en meses, y ellos seguían juntos aunque ya no era como antes, las peleas eran frecuentes. Hasta que un día el decidió decir basta, y cortar su relación. Yo no sabía si estar feliz o triste, era una mezcla de sensaciones .Ella estaba muy mal, lo ama demasiado.
Luego, el volvió a hacerme la misma pregunta, y otra vez lo mismo, dije que no, por temor, Catalina aun lo quería. Él me dijo que no me entendía, se había enojado mucho.
No nos hablamos por semanas, sufría el doble por estar así, y encima sin poder contárselo a nadie. Un día me envió una cartita, y me dijo:
- No sé si estoy dispuesto a seguir esperándote. Lo siento, te amo.
Lloré como nunca lo había hecho! Me di cuenta, lo había perdido.

Hoy, 3 años  y 46 días después lo sigo queriendo, espero que el también. 


¿Y saben que es lo peor? Yo dejé todo por una amistad que no valía la pena.