La Falta de compañía:
De niña veía una pareja besarse y era como ver el diablo.
Sentía, bueno mejor dicho pensaba que el amor era una tontera, que una persona
podía ser feliz estando solo; y recuerdo que decía “Yo nunca me voy a enamorar”.
Como toda persona crecí, mi vida fue cambiando, mi humor fue
cambiando, mi apariencia fue cambiando, en fin, fui entrando en la pubertad.
Creo que uno de los cambios más drásticos de dejar la niñez atrás fue cambiar
esa mirada sobre el amor. Quería con toda mi alma aprender a amar a alguien,
pero no a cualquiera, yo soñaba con mi príncipe azul, esa típica idea que nos
meten en la cabeza del hombre perfecto. Los años siguieron pasando y siempre
estaba en la posición de espectadora, viendo como mis amigas lo podían
conseguir y yo no. Hubo veces en que las posibilidades de querer se me
presentaron, pero no, yo quería amar. Y siempre decía “Todo en su debido
momento llega”… Hoy me pongo a pensar
¿Llegará? ¿O la espera será eterna?
Es difícil ser una chica de 15 años y no tener alguien que
te quiera, alguien que te abrace, que te exprese todo su amor, alguien con
quien solo una mirada signifique miles de cosas. Estoy más que segura que son pocos quienes me
entienden, quienes viven el vacío interior que ni siquiera un amigo familiar
puede llenar. Somos pocos quienes nos
ponemos a llorar por las noches porque sentís que algo te falta y lo único que quieres
hacer es llorar. Pocos quienes sonreímos frente a una pareja feliz y en
interior te duele en el alma que vos no tengas esa felicidad. Pocos quienes
dejamos de lado el querer por buscar el amar. Pero… ¿Existe el amor? ¿Vale la
pena esperar?
Mientras tanto, solo me queda seguir sufriendo mientras
llega ese alguien tan soñado.
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